Crítica a High School Of The Dead y reflexiones sobre la decadencia del género – BY ANGRYFREAK

Desde hace bastante tiempo que sigo este manga, y no les mentiré al decirles que me alegré muchísimo cuando se filtró en la web las buenas nuevas sobre su conversión animada.

Por si no lo sabes, HOTD tiene sus orígenes en un manga publicado en la Monthly Dragon Age el 2006. La historia narra las sensuales aventuras de un grupo de estudiantes en un mundo caótico, infestado por zombies hambrientos que andan rampantes por las calles. El sistema colapsa; impera la ley del más fuerte y la vida se transforma en una lucha diaria por la supervivencia.

Pese que al comienzo la serie puede entenderse sin problemas como una adaptación en papel de cualquier película de Romero, al avanzar la historia el mangaka insertará distintos elementos del survival horror clásico (de la escuela RE) y una “sutil” pisca de ecchi que resulta difícil pasar por alto.

Al principio las escenas subidas de tono son tolerables, pero ya en los últimos capítulos del manga (pre y post mega-hiatus de dos años que tomó la serie) se nota demasiado el cambio en la temática de la obra, favoreciendo los “panty-shots” por sobre la lucha contra los muertos-vivientes.

Y lo mismo pasa con la versión animada, sólo que llevado al extremo. Debo confesar que al principio pensé: “vamos, no hay forma de que animen algunas de las escenas más intensas del manga sin sufrir algo de censura”, pero el pasar de los capítulos no sólo puso en evidencia mi error, sino que además las cosas ocurrieron en forma diametralmente opuesta. ¡Resulta que el anime tiene incluso más fanservice que el mismo manga! ¿Cómo es posible eso? ¿Los ancianos encargados de fijar los contenidos en la televisión japonesa se han transformado en un montón de viejos pajeros? Por regla general los animes tienen muchos más límites de contenido que los mangas y resultaría imposible transmitir en cabalidad toda la intensidad de la versión original, mucho menos aumentarla.

Lo que ocurrió con HSOD es realmente lamentable ya que pone en evidencia los designios de una época en el manga-anime donde la obsesión por insertar culos y tetas en las series puede más que las buenas premisas. Se trata del ejemplo por excelencia a la hora de ilustrar la decadencia del sector. Una joya resplandeciente en un año marcado por la ambigüedad entre géneros y el deterioro definitivo entre las barreras que delimitan al hentai del ecchi.

Si nos ponemos a pensar con calma, este año debe ser (lejos) el peor en la historia de la animación japonesa contemporánea. 95% de los estrenos de temporada son ultra-ecchis, muchos de los cuales se aproximan peligrosamente al lolicon. Al parecer ya no hay límites para la industria y la era del pirata ha finalizado para dar paso al imperio del pedo-shit.

Se trata de tiempos oscuros para los verdaderos seguidores de la animación japonesa. Cada día que pasa el anime incurre más en el terreno de la pedofilia, hasta el punto en que la opinión internacional ha sido incapaz de conservar la pasividad, exigiendo límites legales a este tipo de contenidos. A raíz de esto varios proyectos de ley han desfilado por las mesas de los parlamentarios nipones. El primero de ellos consistió en una declaración bastante categórica que criminalizaba en forma bestial la producción y consumo de material pedofílico. Iniciativas como ésta no están del todo mal, si no fuera por el inconveniente de que los parámetros para determinar qué es loli y qué no son tan ambiguos que bien podrían haber aplicado la misma ley tanto a Kodomo no Jikan como a Berserk.

Era necesario pulir un borrador que subsanara los defectos del primero, y al mismo instante en que estas líneas son escritas se está discutiendo en el parlamento japonés un 2do proyecto para establecer límites en la materia. Esta vez se aboga por una legislación más general, favoreciendo múltiples interpretaciones y una eventual sobrevivencia del género (en forma matizada).

En lo personal aborrezco a más no poder al lolicon; creo que las personas que disfrutan viendo a menores de 10 años en sugestivas poses sexuales deberían pedir ayuda psicológica inmediata, aunque no soy tan estúpido como para afirmar que este tipo de series incitan comportamientos pedófilos en los espectadores (existe la posibilidad de que así sea, pero nunca será un parámetro determinante).

Pese a las posiciones subjetivas que se puedan tener al respecto, es imposible abstraerse de la realidad y una imposición de límites claros se hace pertinente. No es viable que el comercio sexual se apodere del mundo de la animación japonesa, y mucho menos corrompa a una industria que ha alimentado durante tantas décadas los sueños y fantasías de los niños.

Otro gravísimo problema que afecta al anime contemporáneo es esta extraña “simbiosis de géneros” que anunciaba párrafos atrás. Ahora es muy difícil pillar “ecchi puro”, sino que siempre viene acompañado de una buena dosis de lolicon. High School Of The Dead no es la excepción a esto, ya que el mangaka eventualmente introduciría a una niña pequeña en el grupo cuyo único fin en la serie es satisfacer al pedo-bear que todos tenemos en nuestro interior. Por mucho que reniegue y evite pensar en ello no soy invulnerable al inmenso atractivo de estos personajes “kawai”, así que comprendo a la perfección cuando algunos usuarios defienden en forma exacerbada a sus amadas lolis.

Para cerrar la idea, gran parte de la responsabilidad en el deterioro de la industria la tienen los mismos fans. No haré juicios de valor ni apuntaré con el índice a nadie, pero tenemos que admitir nuestra cuota de responsabilidad en esto (todos somos igualmente culpables). Los seguidores del anime nos hemos vuelto demasiado lascivos, lujuriosos y amorales. ¿Cuándo fue que nos alejamos del buen camino? ¿Dónde quedaron los ideales románticos de Tezuka? ¿Qué sucedió con los anhelos de justicia y libertad que tanto pregonábamos durante nuestra tierna infancia?

Somos culpables en el mismo instante en que vemos el tráiler de series como Qwaser y pensamos “Mmm…esto podría funcionar”; cuando nos quejamos de que no hay suficiente fan-service en One Piece y cada vez que descargamos el último capítulo de Kenichi.

¡No podemos seguir evadiendo los hechos! Hemos cavado nuestra propia tumba, y sólo escarbando desde adentro a mano desnuda es que seremos capaces de salir del entuerto en que nos encontramos.

Eso es todo por hoy. Dejaré de lado estos temas tan deprimentes y la próxima semana prometo redactar algo más interesante. ¡Alisten sus mega-buster que Diciembre es el mes de ANGRYFREAK!

~ por ANGRYFREAK en diciembre 4, 2010.