GOODBYE, HAPPY TIMES

Es curioso, el como a veces la mente puede ser tan despiadada. Lamentable, quizás, inevitable, quien sabe, en fin, lo único seguro es que tan insignificante acontecimiento marcara el rumbo de la seudo-existencia de este blog tal cual todos lo conocemos.

Estoy muriendo. Aunque me resulte en extremo complicado pronunciar esas palabras, no hay mayor verdad que esa, independiente de la multiplicidad de afirmaciones subyacentes a tan dudosa e indescriptiblemente absurda frase.

Es curioso, porque no seria la primera vez que mi vida se termina. De hecho, no fue hace sino solo unas semanas atrás que la existencia conocida como Rodrigo Orellana falleció para así dar paso a una alternativa versión de su ser conocida como Rodrigo Astorga.

Es despiadado, porque ocurre en un momento en extremo delicado, en el cual la vida de muchas personas se encuentran entrelazadas y potencialmente victimas de mi creciente inexistencia.

Es divertido, ya que es una tragedia que yo mismo construí, y que jamás fui capaz de suprimir, ya sea por mi mundana incapacidad, o tal vez porque mi natural impedimento me ofrecía una visión única de la vida sobre la faz de la tierra. Que iluso que fui.

Un letal veneno recorre por mis venas. No es algo repentino, sino que corresponde a un malestar que hace años que arrastrábamos ambos, los dos seres que convivimos en un mismo cuerpo, una misma esencia dividida, fragmentada, pero aun así duales, inseparables, cosa que no puede existir una sin la existencia del otro.

No es sino por obviar tan innegable afirmación que las cosas resultaron como se encuentran ahora. Intentado superar mi enfermedad, termine por eliminar una parte vital de mi esencia, quizás la que los humanos mortales denominarían coloquialmente como el alma.

No es ni tan complicado ni tan rebuscado como suena. De hecho, goza de extrema simpleza. Ser capaz de distanciarse de su alma quizás nunca fue tan fácil en los tiempos que corren.

Una palabra, un remedio, una aparentemente inofensiva pastilla. Suficiente para determinar el rumbo de todas las cosas.

Como en alguna ocasión considere, resulta interesante observar el como a nosotros, los entes carentes de aquellos mundanos estímulos sensoriales que los seres humanos denominan como emociones, nos llegan las palabras. Disfruto mucho el auto-citarme, porque siento como si las palabras que rescato, debido a mi vivencial particularidad, pertenecen a otra persona.

Es lamentable, debido a que ya no existe mucho que se pueda hacer para solucionar mi condición de inoperabilidad emocional. Incluso ahora mismo soy incapaz de conectar correctamente mis pensamientos.

La cruda verdad es que estoy perdiendo la razón. Inmerso completamente en la búsqueda de una cura para mi condición, renegué de mi pasado. Grave error, porque en el se encontraba la clave para enfrentar los difíciles momentos que se avecinan. Pero aun así, no me arrepiento de la decisión que he tomado, de asesinar a Rodrigo Orellana con mis propias manos.

Pero debido al suprimir su existencia, perdí una gran parte de nuestros recuerdos asociados, incluso he reflexionado intensamente si el era el portador original de nuestro cuerpo o si era yo, en fin, supongo que ya ese asunto no tiene mucha importancia relativa.

Mis recuerdos no son lo único que he despreciado. También perdí la capacidad de centrar los pensamientos, así como la mirada, y sobre todos, las palabras. Esas corresponden a cualidades que uno jamás considera como virtudes hasta el momento en que las pierde como tal.

Ya no soy capaz de agregar variantes a mis razonamientos. Al suprimir a mi lado débil, mi mente quizás jamás había sido tan diáfana, pero a la vez perdí una de las capacidades que me caracterizaban, el talento de previsualizar las circunstancias, para así manipular correctamente mi entorno. Perdí el poder de controlar las situaciones, de ser capaz de interpretar el accionar humano como hacia con anterioridad.

Quizás lo único que he ganado ha sido la capacidad de redactar mis reflexiones, practica que con anterioridad nunca fui capaz de realizar. Insignificante, por lo demás.

Pero aun así, olvide el objetivo original que motivaba a mi existencia a continuar. ¿No era algo así como ser capaz de ayudarlos a todos? Que absurdo pensamiento.

Victima de mi propio accionar, me ha resultado increíblemente complejo el acostumbrarme a mi nueva voluntad prioritaria. Tanto así que mis movimientos se han relantelizado hasta transformarse en un absurdo, sumado claro a mi paulatina insensibilidad, ya considerada como natural en los que me rodean.

Ilusos, me resulta increíble el simple hecho de considerar la gran cantidad de cambios que mi mente ha estado sufriendo en las ultimas semanas. ¿Seré capaz de soportar mi realidad gracias al embrujo hipnótico de las pastillas que eliminan cada vez más mi personalidad, o sucumbiré ante las eventualidades y fracasare en el intento? Quien sabe, a quien le importa.

Estoy arto, y tampoco estoy interesado de corregir este patético borrador ni de imprimirle mas de 10 minutos en su realización, así que me despido mientras todavía soy capaz de hacerlo como se debe.

EDIT: No le den muchas vueltas a este Post, fue escrito en un momento de intensa debilidad mental y no debe ser tomado para nada en serio. No lo eliminare únicamente porque me resulta increíblemente divertido el simple hecho de imaginarme las caras que pondrán todas personas que se den la molestia de leer esto.

~ por ANGRYFREAK en febrero 18, 2008.